jueves, 9 de junio de 2011

Cantar en el trabajo e influencias familiares

¿Quién no recuerda el primer disco que se compró con su dinero? Yo lo recuerdo muy bien: un grandes éxitos de Orchestral Manoeuvres in the Dark, más conocidos como OMD.

Tengo la costumbre de cantar en el trabajo, unas veces en alto y otras mentalmente. Es algo que me ayuda a que parezca que el tiempo pase más rápido. Hay veces que los compañeros me miran extrañados, otras veces alguno hasta me acompaña e incluso alguna vez me han llegado a decir que estoy trastornado. Y en esto último igual tienen un poco de razón.

El método en el que me baso para elegir lo que canto es muy sencillo: lo que primero me pase por la cabeza. Y como soy una persona de gustos musicales muy eclécticos puedo cantar desde Folk Asturiano hasta Bruce Springsteen, pasando por Raphael, rock español o tecno pop británico de los 80. Por poner un ejemplo, esta semana pasé de Dixebra a Depeche Mode pasando por Marea y El Último de la Fila. Y normalmente lo que canto queda reflejado ese día en el facebook por la costumbre que tengo de subir una canción diaria

Al tener un gusto tan variado clasifico la música de manera muy sencilla, en dos grupos: la que me gusta y la que no me gusta. Después está el reguetón (o como se escriba), que no llega a la definición de música. Soy capaz de marcharme de un sitio si escucho eso.

Hoy tocó Depeche Mode, uno de mis grupos favoritos desde hace muchos años. Debía tener 12 o 13 años cuando los descubrí por mediación de mi tío Augusto. Con 6 años más que yo, me sacó de mi ignorancia musical y compartía su música conmigo y José Luis. OMD, Erasure, Ultravox, Kraftwerk, Yazoo, Soft Cell, Human League… buena música. Pero yo me “enamoré” de Depeche Mode. A la familia se le hacía extraño que dos críos como José Luis y yo nos pasáramos el día cantando (o mejor dicho intentando cantar) en un idioma parecido al inglés. Y siempre que iba a casa de mis abuelos me llevaba un cargamentos de cintas para que me Augusto me grabase aquella música. Eso sí, creo que no conozco una persona tan obsesiva (en el buen sentido) que él. Era totalmente imposible que dejase que alguien que no fuera él tocase sus vinilos y su tocadiscos. Incluso bastantes años después era totalmente reacio a ello.

Pero no es la única música que me gusta por influencia familiar. En Navidades normalmente íbamos a Toledo a ver a la familia materna, pero también a Bilbao a ver a la paterna. Y allí mis tres primas me descubrieron otro tipo de música. A ellas les apasionaba Ramoncín (sí, ese mismo que estáis pensando), pero también Barricada o El Último de la Fila. Y con ellas y mi primo pequeño conocí a dos dioses: Bruce Springsteen y Joaquín Sabina. Ni que decir tiene que las cintas que quedaban sin grabar en Toledo salían grabadas de Bilbao, incluso creo que alguna debo tener en el baúl de los recuerdos.

Más tarde, en el instituto, en la facultad y en otros lugares fui descubriendo mediante amigos, medios de comunicación y por mí mismo otros grupos y otros estilos, pero ninguno me llegó a marcar tanto como Depeche, Bruce y Sabina. Bueno, igual Marea e Iván Ferreiro pueden acercarse, pero mejor no pienso que me saldrían grupos enormes y la lista se haría interminable. Pero el Top 3 está ahí

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