Alguna vez me han preguntado por qué puse el nombre
de “Nadie vale más que otro” al blog. Contesté que alguna vez lo explicaría. Y
después de que ayer por la noche mi admirado Lorenzo Silva ganase el premio más
importante (económicamente hablando) de las letras en el mundo tras el Nobel ha
llegado el momento.
Haciendo un pequeño resumen de la reseña de este
autor en Wikipedia, “Lorenzo Silva Amador (Madrid, 7 de junio de 1966)
es un escritor español
conocido especialmente por sus novelas policiacas que protagonizan los
guardias civiles Bevilaqua y Chamorro. Es, además, ganador del Premio Planeta 2012 por su obra "La marca del meridiano".
Ha escrito numerosos relatos, artículos y ensayos
literarios, así como varias novelas, que le han valido reconocimiento
internacional. Una de ellas, El alquimista impaciente, obtuvo el Premio Nadal del año 2000.
Otra de sus obras,La flaqueza del bolchevique, fue finalista
del Premio Nadal 1997. El lejano país de los estanques (1998) obtuvo el Premio El Ojo Crítico y Carta blanca (2004) fue Premio
Primavera de Novela.”
Descubrí a Lorenzo Silva en 1997. En aquellas tardes
de Prestación Social Sustitutoria en las que poco más hacía que leer y escuchar
música, pasando las páginas de un periódico (podría ser La Nueva España, pero
no estoy seguro) había un artículo en la sección cultural sobre la nueva
literatura española. No recuerdo lo que decía, pero sí que incluía una lista de
autores entre 25 y 35 años. Autores como Mañas, Loriga, Pedro Maestre, Lucía
Etxebarría, Espido Freire, Félix Romeo, Juana Salabert, Benítez Reyes y algunos
nombres más entre los que se encontraba Lorenzo Silva.
En aquel tiempo, como decía, tenía demasiado tiempo
libre y lo dedicaba sobre todo a leer. Así que con esa lista me acercaba a la
Biblioteca de Luanco y cogía los libros de los autores incluidos. Mañas me
gustaba, Loriga, tan cool como decía cierta prensa que era me horrorizó (aún no
he podido leer nada de él, empecé 2 de sus libros y no pude acabarlos),
Etxebarría me pareció muy sobrevalorada, otros me parecían aceptables…
Un día cogí “La flaqueza del bolchevique” y me lo
acabé en una tarde. Prosa ágil, lenguaje claro, situaciones que le pueden pasar
a cualquiera. Y hablaba de música. Con aquella descripción del “Upstairs at
Eric’s” en dos páginas y media Lorenzo Silva me ganó para siempre. Era su
tercera novela y, viendo que era la única que había en la Biblioteca de Luanco
exploré en las de Avilés y Oviedo sin resultados.
Al año siguiente volvió a publicar. “El lejano país
de los estanques” fue la primera novela en la que aparecieron sus dos
personajes estrella, los guardias civiles Bevilaqua y Chamorro. La encontré en
la Biblioteca de Avilés y me la leí un sábado de una sentada.
Silva seguía publicando y yo seguía rebuscando en las
bibliotecas cercanas, comprando alguno en edición de bolsillo o recibiéndolos
como regalo de Navidad o de cumpleaños por parte de mi hermana, que comparte
admiración por el autor. Contrastando datos en Internet he leído 16 de sus 17
novelas, de las que tengo en casa 12, aparte de un libro de relatos y una
novela juvenil. En total, 14 libros, solamente superado en mi biblioteca
particular por Stephen King con 21, pero esa es otra historia.
Así llegamos a hoy. Lorenzo Silva portada en prensa,
radio y televisión por haber ganado el Premio Planeta 2012. Tras 17 novelas, un
libro de relatos, varias obras infantiles y juveniles y otras de no ficción,
creo que mucha gente ha escuchado hoy su nombre por primera vez.
Después de todo este rollo que os he soltado no hará
falta explicar por qué este blog se llama como se llama. Sí, “Nadie vale más
que otro” es el título de una obra suya, una serie de cuatro relatos
protagonizados por Bevilaqua y Chamorro
publicado en 2004 y que cuando creé el blog estaba en la estantería que tengo a
la derecha del sofá en el que estoy sentado ahora mismo. Es un homenaje a
Silva, aunque para ser fiel a la realidad no fue la primera opción. Mi primera
idea fue llamarlo “Menos que cero” como homenaje a Bret Easton Ellis, otro de
mis escritores favoritos, aunque muy diferente. El nombre estaba ocupado. Pero
eso ya lo había escrito aquí a finales de febrero, en una entrada que terminaba
así:
“No, ya no quiero ser Bret Easton Ellis, me conformo
con ser yo y con seguir aburriéndoos con este blog. Aunque me gustaría ser
Lorenzo Silva.”
P. D.: No creo que mi admirado Lorenzo Silva llegue a leer nunca estas palabras, pero si alguna vez se entera de la existencia de este humilde blog espero que no me denuncie por utilizar el título de su obra.