Salir de casa hacia Lugo con la camiseta del Marino puesta y con la ilusión de ver un buen partido de tu equipo. Pasar por el cajero. Subir en el coche, conectar el manos libres, llamar a Felipe para decirle que salgo. Que no te coja el móvil. Arrancar...
Pinchar antes de llegar a Riocobo, cagarse en todo lo cagable, cambiar la rueda, decidir dar la vuelta porque con la suerte que tengo soy capaz de pinchar otra vez sin rueda de repuesto, recibir una llamada de Felipe y decirle lo que ha pasado...
Llegar a casa, poner la RPA y vivir la remontada del Oviedo, que cuando salí de casa estaba perdiendo 1-0. Poner la tele y ver un poco el Almería-Celta. Resignarme a que no voy a ver al Marinín en el Ángel Carro, pero que queda el consuelo de que lo podré ver por la tele.
Por lo demás ha sido un fin de semana tranquilo, en casita viendo rugby (C'MON IRELAND), mucho fútbol y aún queda algo de motos y la final del Eurobasket. Si ver deporte convalidara por hacerlo estaría muy en forma.
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