sábado, 19 de marzo de 2011

Una semana diferente y ganas de no hacer nada

Sábado extraño. Tirado en el sofá, sin ganas de hacer nada y pensando en las mismas tonterías de siempre. Aparte, le doy vueltas a hacer una de esas locuras que hago de vez en cuando dentro de dos fines de semana. Y solito en casa después de una buena semanita acompañado, que a veces se agradece la compañía.

Como ya había contado, el fin de semana pasado vinieron unos amiguetes de Luanco y  el domingo uno de ellos, como no tenía nada que hacer decidió quedarse hasta ayer viernes. Me ha venido bien la compañía de Ramón, nos hemos puesto al día, ya que él también es una de esas leyendas urbanas que decía Tini Areces y anda estos últimos años recorriendo España y parte de Europa por motivos laborales. ¡Ay, Vicentín, en Asturias hay trabajo para todos!, menos mal que te vas, eso sí, seguro que más rico que cuando llegaste.

Así que con esa compañía, mi rutina semanal tras salir del trabajo ha cambiado. En vez de quedarme en casa o salir a dar un paseo con el Ipod atronándome los oídos, nos íbamos a recorrer el pueblo y a tomar unas cañitas y hablar mucho del pasado, del presente y del futuro. Y ayer, un viaje relámpago a Luanco a llevarle a casa, primera experiencia con un Tom Tom (cómo me gusta volver locos a esos cacharros, me quería llevar por tramos de autovía inexistentes), charlar un poco en el D’Ana con Ana y rápida vuelta a San Ciprián escuchando New Order. Cerveza con Diego y Patricia y descubrir nuevos aspectos sobre las noches del fin de semana pasado. Hay veces que mis amigos logran sorprenderme cuando creía que ya no lo iban a conseguir…

Sábado, ya anocheció y en las noticias dicen que esta noche la luna se va a ver más grande que otras noches. Sigo sin ganas de nada, ni siquiera de asomarme a la ventana para verla, pero algo me dice que al final saldré a verla y aullaré… Y sé que al verla me entrarán ganas de regalártela.

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