miércoles, 16 de febrero de 2011

Juliet, desnuda. Sobre Hornby y mis nulas ganas de hacer algo


Miércoles. Más frío y más lluvia, así que seguimos igual, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Mirar por la ventana a las 7 y media de la mañana hace que te apetezca quedarte en casa calentito todo el día, pero el deber es el deber.

No me apetece hacer nada, cosas que tengo que hacer antes de marcharme a Luanco el sábado, como meter en el móvil alguna foto de la niña para que sus muchos fans la vean (me parece que se me sigue cayendo la baba, ¿verdad?), o empezar a mirar discos para el recopilatorio que me ha pedido Aitana (si queréis ahorrarme algo de trabajo decidme vuestras canciones favoritas de folk astur). Tampoco es que me apetezca mucho escribir, pero ya sabéis que soy muy cabezón y que, aunque a veces pueda aburriros, me viene bien como terapia. Puede ser que la única cosa de provecho que he hecho desde que llegué a casa es terminar, por fin, “Juliet, desnuda”, el último libro de Nick Hornby.

Hornby, uno de mis escritores favoritos, no defrauda en absoluto, aunque como ya comenté con algún amigo, soy totalmente subjetivo cuando se trata de este británico. En esta novela entremezcla la música (uno de los temas presentes de manera constante en sus libros), internet y “el tratamiento de las relaciones humanas, de una manera realista pero tierna” (Wikipedia dixit) tejiendo la historia de Annie, Duncan y Tucker Crowe. He tardado en leerlo más de lo que suelo en tardar un libro suyo, pero más porque estoy en una época vaga en cuanto a lectura que a la calidad de la obra. Claro está, no llega a la altura de su “Alta fidelidad” (1995), insuperable hasta el momento desde mi punto de vista y que recomiendo a toda aquella persona que lea esto y que disfrute con un libro entre las manos. Con la historia de Rob Fleming y sus vivencias pasaréis un buen rato e, incluso podréis sentiros identificados en alguna situación. Pero qué voy a decir yo de uno de mis libros favoritos. Por cierto, a los que no les guste disfrutar del placer de la lectura (vosotros os lo perdéis) hay una adaptación cinematográfica, con guión del mismo autor protagonizada por John Cusack que está muy bien.

Para terminar y no aburriros más con mis “ataques de cultura” os escribo una frase de Pedro de Miguel en Época: “Hornby domina muy bien el sabio equilibrio entre humor y dolor, y hace reír y pensar a partes iguales”. Bueno, después de esto me dispongo a empezar el penúltimo libro del bueno de Nick, “Todo por una chica”, antes de ponerme con “Doctor Zhivago”, que por grosor da un poco de miedo.

Hasta la próxima

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