Se acaba el día. Hora de irse a la cama. Pero no tengo sueño. Consecuencias de tener cambiado el horario por el reposo, el poco dormir de los primeros días, el acostarme cuando el agotamiento me vencía para notar menos el dolor, el levantarme al mediodía... Menos mal que entro a trabajar a las 2 de la tarde.
Aún hay molestias, pero ya dijo el médico que me molestará un tiempo. Aunque él ya contaba al darme el alta con los cuatro días de descanso que vienen. Fiesta el jueves y el viernes no trabajamos.
Así que mañana por la mañana pasaré por el supermercado y me daré un paseo antes de ir trabajar, el jueves organizaré la casa un poco y haré la maleta y el viernes iré a recoger el traje y arrancaré hacia Luanco, que el sábado se nos casan Martha y Juan. Camisa blanca y corbata negra, ese es el consejo de mi asesora de imagen. Haré caso esta vez, ya que la última vez no lo hice. Seguro que hay algún gracioso que dice que voy vestido de camarero...
Ya veremos cómo estamos el domingo para volver...
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