viernes, 5 de octubre de 2012

9 años en Sanci



Llevaba casi todo el año dando tumbos: Palencia, Mallorca, Toledo. Obras de menos de dos meses pero bien pagados. Por el medio, alguna semana en casa y otras currando en Veriña o Tabaza o Gijón, cerca de casa pero saliendo a las 7 de la mañana y llegando a las 11 de la noche. Y a finales de septiembre, tras una temporada en Navia y sin ningún trabajo a la vista, me fui con unos amigos de casa rural y el domingo al volver a casa Diego y yo tuvimos un accidente de coche.

El miércoles por la mañana recibí una llamada. Me ofrecían tres meses de trabajo prorrogables, una sustitución por maternidad en San Ciprián, empezaría el lunes siguiente y tenía que contestar inmediatamente. Sin pensarlo dije que sí.

Volvía a uno de los lugares de mi infancia y adolescencia, aquel al que llegué con 8 años y me marché con 18. Aquel al que en 13 años había vuelto esporádicamente en visitas de uno o dos días como mucho.

Iban a ser tres meses, así que lo mejor era alquilar algo, así que llamé a un amigo de la infancia, uno de esos con los que nunca pierdes el contacto por lejos que estés. Cuando le di la noticia soltó un grito de alegría y me dijo que se encargaba de buscarme algo. “Te llamo por la tarde o mañana por la mañana”. No hubo que esperar tanto. A los 15 minutos me llamó y me dijo que ya tenía alojamiento.

Ya tenía lo esencial. Faltaba hacer el equipaje y unas compras, cosas que hice los dos días siguientes. Con todo listo en dos maletas partí hacia mi nuevo-viejo destino el sábado 4 de octubre de 2003 para instalarme, organizarme y comenzar a trabajar el lunes 6.

Los tres meses fueron en realidad tres y medio y a finales de enero volví a Luanco, dejando mis cosas en aquel piso, ya que me comunicaron que en poco tiempo volvería. Dediqué los siguientes tres meses a resolver asuntos pendientes y concluir cosas que estaban a medias, como el carné de conducir) y en mayo volví a Sanci. Y hasta hoy.

A veces parece que no, pero el tiempo pasa muy deprisa, parece que fue ayer, pero ayer hizo 9 años. Y en 9 años pasan muchas cosas. Amistades retomadas, reencuentros, nuevas amistades, una “familia” estupenda, aprendizaje, diversión, buenas noticias y, sobre todo, trabajo. Y que no falte.

También ha habido cosas malas. Cansancios, cabreos, malos momentos anímicos que por mi carácter casi siempre me he tragado solo, aunque haya habido gente que ha intentado ayudarme. Sobre todo aquel momento de 2007 en el que por lo que algunos sabéis me tuve que traer de Luanco todo lo que me quedaba allí.

Son 9 años y me encuentro muy bien aquí. A veces alguien me pregunta si echo de menos Luanco. Ya sé que últimamente no voy mucho y os tengo medio abandonados, pero, aunque esté muy a gusto aquí, está claro que echo de menos mi pueblín y a mis amigos. Tranquilos, que no os olvido, pero comprenderéis, sobre todo los que me habéis visitado, que un trocito de mi corazón está en San Ciprián.

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