viernes, 16 de marzo de 2012

Un tímido sinvergüenza

Hay veces que no me cuesta reconocer las cosas. Puedo dar mi opinión sobre muchos temas sorprendiendo a la gente. No me da ninguna vergüenza decir que alguna cosa me gusta o lo contario aunque a veces la gente no dé crédito a lo que escucha o lee. Puedo reconocer sin cortarme que estuve enganchado a Floricienta o Rebelde Way y me gustaban las canciones que salían en esas series, puedo reconocer que me gustan los Hombres G, que no soporto ni a Meryl Streep ni el cine oriental, que Amelie me parece un truño insoportable, que nunca he visto Torrente ni tengo ganas de ver ninguna de las 4 películas, que soy un romántico incurable y me gustan las comedias románticas (no todas) y las canciones de amor y desamor... Y mil cosas más. Y lo digo sin ponerme colorado, que ya me decía alguna paisana en Luanco hace muchos años que yo era un sinvergüenza.

Sin embargo, en lo relativo a los sentimientos tiendo a esconderme, a no mostrarlos, a callarme cuando no debo y a hablar cuando he de estar callado. A contarle todo a mi confidente, que ya debe estar un poco harto de ese tipo de historias que habitualmente salen mal. Lo malo de todo eso es que a veces soy demasiado transparente y se me nota qué pasa y con quién pasa...

Me dicen que ahora hay cosas más que evidentes que yo no logro ver. Me hablan de historias extrañas, de marcajes de territorio, de señales. No me creo nada, no hago caso y sigo con mi vida. Pero insisten y me hacen pensar si es o no verdad. Pero soy tan sinvergüenza para unas cosas como tímido para otras y me quedaré esperando.

No hay comentarios: