viernes, 8 de junio de 2012

Manolo Preciado

"La vida me ha golpeado fuerte. Podía haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podía mirar al cielo y crecer. Elegí la segunda opción." Manolo Preciado.


El primer recuerdo que tengo de Manolo Preciado es un cromo de la temporada 81-82. Eran otros tiempos, el fútbol era menos mediático y no recuerdo haberle visto jugar. Pero mi memoria futbolística se acuerda de muchos jugadores de aquellas colecciones de la época que ni llegaron a ser estrellas ni jugaron en grandes equipos.

Como entrenador ya tengo muchos más recuerdos. Su debut en Primera, en el equipo de su vida, el Racing, del que se fue por dignidad tras la llegada de Piterman, que quería meterse en su parcela. Esa dignidad y sinceridad le llevó a decir "He tenido la fortuna de entrenar al equipo de mi vida, pero tuve la mala suerte de que pasó una paloma y se cagó precisamente en mi tejado". Le sustituyó Chuchi Cos, aquella marioneta del ucraniano que nadie sabe a qué se dedicó después (ni Cos ni Piterman).

Se fue a Segunda, al Levante. Tras una gran temporada y con buen juego logró ascender al equipo tras 40 años o más viviendo en las categorías inferiores. Y el mismo día del ascenso le comunicaron que no entrenaría al equipo en 1ª. Considerarían que Schuster debía ser más mediático.Y se fue sin rencor y guardando gran cariño al club. 

Murcia fue su siguiente destino. Duró poco, pero supongo que también dejaría huella.

Y volvió a 1ª, a su Racing. Una temporada difícil, como casi siempre son las del equipo cántabro. Y dimitió por honestidad. No se veía capacitado para salvar al equipo y prefirió irse.

Llegó al Sporting en 2ª. Salvó al equipo en la primera temporada y devolvió la ilusión a una afición desencantada. Y al 2º año ascendió y se convirtió en un ídolo. Entrenador otra vez en Primera (porque de primera siempre lo fue), salvó al Sporting 3 años y a la mitad de la cuarta lo cesaron. Creo que debe ser la primera vez en la historia que un presidente llora cuando comunica un cese. Y se fue diciendo que sería del Sporting hasta que se muriera.

En esos 3 años y pico en 1ª nos dejó muchas perlas como aquella de "Ni ahora somos el Bayer Leverkusen ni antes la última mierda que cagó Pilatos" o aquella defensa ante los ataques de Mourinho en la que la prensa deportiva madrileña le atacó duramente. Pero claro, había que defender al portugués. 

Directo, cercano, humilde, digno, sincero, expresivo, defensor hasta el extremo de los suyos. Entrenador de equipos "pequeños" con plantillas limitadas con las que trataba de jugar al fútbol. Y casi siempre cumpliendo sus objetivos. Eso vale más que todos los títulos del mundo.

La vida le golpeó muy duro, como dijo en la frase que encabeza este texto. Perdió a su mujer, a un hijo, a su padre. Y miró a la vista con optimismo cuando la mayoría en esa situación nos hundiríamos.

Desde fuera caía bien a todos, pero la gente que lo conoció dice que era mucho más en persona que en los medios.Querido por propios y rivales, en su tercera temporada cuando estaba cuestionado le salvó un gol de Diego Castro en El Sardinero. Ese día un amigo me llamó desde un tren para preguntarme el resultado y si se lo habían cargado. Cuando le dije que no, me respondió: "Es que estoy en el mismo tren que el Getafe y me ha preguntado Manu del Moral. Dice que Preciado es el único que puede salvar al Sporting". Esta temporada yo era de la misma opinión.

Mi único contacto con Preciado fue el 12 de octubre de 2006, en Ganzábal. La final de la Copa Federación que jugó el Marino contra el Sporting B. Llevaba poco tiempo en Gijón, pero mis amigos sportinguistas le consideraban el mejor del equipo. Al verlo, Chus dijo que quería sacarse una foto con él, pero no se atrevía. Y allí fui yo, con Chus y su móvil.

-"Manolo, ¿puedo sacarte una foto con este chaval?"
- "Sí, aunque igual se te rompe la cámara de lo feo que soy".
 
Saqué la foto y dijo que sacase otra, que con esas cosas modernas era mejor sacar dos. Chus le dijo "Eres el mejor" y él contestó "Qué va".
 Hoy iba a firmar por el Villarreal, pero no pudo ser. Su gran corazón falló y ayer por la mañana muchos nos quedamos en estado de shock. Debió ser por ofrecer ese corazón a tanta gente. Ayer todo el mundo hablaba bien de él: prensa, jugadores, compañeros de profesión, directivos, aficionados. Hablaban bien después de muerto, pero en este caso todos decían lo mismo que anteayer cuando estaba vivo. Para resumirlo en una frase, un buen entrenador y una GRAN PERSONA.
Dicen que uno no muere del todo mientras esté en el recuerdo. Siguiendo esa frase, creo que Manolo Preciado será inmortal.
Descansa en paz, Manolo. Con tu adiós se ha ido un pedacito de corazón de todos los futboleros.


2 comentarios:

Pablo G dijo...

Le describe perfectamente tu texto. Dice mucho de él que se hablase igual de bien antes de la trágica noticia y la anécdota de Del Moral. Manolo era muy auténtico. Esta vida es una m..... Qué injusta ha sido en casa de los Preciado.
Un abrazo
Pablo

Josín dijo...

Pablo, creo que no dice mucho, sino que lo dice todo. Tú que tuviste más relación con él que el fugaz encuentro que tuve yo lo comprobarías. Y el amigo del tren es un común amigo nuestro que te lo puede corroborar, Eneko. La vida es muy perra, lo fue para Manolo y lo ha sido más para su hijo Manu. Una amiga mía, gran sportinguista sólo podía pensar en él cuando se enteró de la noticia. Un fuerte abrazo y a ver si nuestro próximo encuentro es algo más largo.