domingo, 13 de octubre de 2013

Trocitos de corazón

Hace más o menos 15 años, en un reconocimiento medico me detectaron una anomalía en el corazón. La recomendación de la clínica fue que acudiese a mi médico de cabecera. Con los papeles acudí al centro de salud y el médico me ordenó hacer un nuevo electrocardiograma y una ecocardiografía en el Hospital. El resultado del electro fue normal. Observando la eco, el médico me miró y me hizo una serie de preguntas. Tras escuchar las respuestas me dijo: 

-Tienes el corazón grande. Sabrás que el corazón es un músculo y, como todos los músculos, se desarrolla más o menos. Así que no hay ningún problema, tienes un corazón sano y musculado.

Salí del hospital como entré, sano. Y además contento. Ya que tenía el corazón grande decidí algo: compartirlo. Y empecé a repartir trocitos.

Por cada pedazo que regalaba las reacciones eran distintas. Algunos de los que recibian el presente no dudaban en regalarme un pedacito del suyo; otros dudaban, lo guardaban y tiempo después me ofrecían algo del suyo. Con los trozos recibidos de estos dos tipos de personas mi corazón seguía teniendo el mismo tamaño, pero se notaba fortalecido al unirse, entre ellos y con los míos.

Otras personas lo recibieron y lo perdieron. Incluso algunas lo arrojaron al primer contenedor cuando me di la vuelta o lo tiraron y pisotearon ante mis propios ojos.

Hasta que llegó alguien a quien regalé demasiados sin nada a cambio. Los guardó, los utilizó y al final los tiró. Esa persona hizo que mi decisión de compartir se quedase en nada. Dejé de dar, me cerré y no quise seguir repartiendo pedazos de corazón. Pero esa decisión solamente duró un tiempo. Hasta que las heridas se cerraron y conocí a gente nueva que merecía que les diera un trocito

Estos últimos años he regalado una buena cantidad de pedacitos de corazón y he recibido casi la misma cantidad a cambio. Esos y los que a mí me quedaban han regenerado los que fui perdiendo por el camino... Mi corazón tenía el mismo tamaño que cuando empecé a compartir.

Este año, 2013, solamente he regalado dos. Solamente espero no haberme equivocado.



2 comentarios:

David Martín Espinosa dijo...

Mola :)

Anónimo dijo...

Sensible, tierno, sencillo. Precioso