Creo que nunca he estado tanto tiempo sin escribir aquí desde que empecé la segunda etapa de este blog. Falta de ganas y, sobre todo, falta de concentración. Cansancio físico, hastío de ciertas situaciones, dormir poco y casi siempre mal. Pensar en cosas que hay, no hay o no sé si hay. Volver a historias pasadas y hacer cosas que normalmente no hago.
No soy capaz de concentrarme en un libro, así el montón de no leídos va aumentando, mis lecturas se limitan al periódico (y muy por encima) mientras tomo el café. No soy capaz de escribir tres líneas seguidas, solamente escribo tonterías en forma de Tweet, estados de Facebook y WhatsApp, esos WhatsApp que a veces me alegran el día. No soy capaz de ver una película ni una serie con un mínimo argumento por falta de atención. Me limito a poner el fútbol o sitcoms sin sustancia, para no pensar.
Lo mejor de estas semanas han sido algunas conversaciones con gente que, sin saberlo, me ha echado una mano y que me ha sacado del hastío y de casa.
Hoy, como es habitual últimamente, mi cuerpo está sentado en el sillón de mi salón, aunque mi mente está lejos de aquí. Pero en un momento se ha despistado, ha vuelto y la he atrapado. He conversado con ella y se ha comprometido a volar lo justo y necesario, a no hacer las locuras que hace últimamente, a estar aquí y no a cientos de kilómetros, a ayudarme y a volver a ser lo que era antes de irse. Simplemente espero que cumpla lo prometido...
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