Su historia se podía resumir fácilmente en pocas palabras: irracionalidad y pasión. Cuando se apagó lo segundo a lo primero se le cayó el prefijo y, cuando fueron racionales, se fueron separando poco a poco hasta alejarse ¿definitivamente? No...
Años después toman un café en la misma mesa de la misma cafetería y sonríen recordando aquellos momentos.
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