sábado, 31 de mayo de 2008

Hace poco me besaste...

... por segunda vez.
La primera vez estaba en un bar con mis amigos y llegaste con las tuyas. Os unisteis a nosotros y empezamos a charlar. El tiempo pasó rápidamente y, cuando salimos, estaba lloviendo. Todos salieron corriendo hacia el siguiente bar. Todos excepto tú y yo. Me cogiste del brazo y te pegaste a mi cuerpo mientras la lluvia caía sobre nuestras cabezas. Miré el reloj, marcaba las 4:13 de la madrugada. Cuando llegamos nos estabam esperando. Pedimos en la barra y David hizo un típico comentario de los suyos, algo parecido a "cuidadín con éste que ye muy peligroso". Tú sonreíste. Me acerqué a decirte algo al oído, giraste la cabeza y me besaste.
La última vez fue algo parecido. Apoyado en la barra, hablando de cosas intrascendentes con Ana y Diego. Apareciste por la puerta y dije tu nombre. Te acercaste decidida. Tras unos momentos de conversación, tus labios se acercaron a los míos. Fue un breve instante, un leve roce que me hizo sentir cosas que recordaba muy lejanas...
Mi reacción a esos dos besos fue la misma. Abrí los ojos y me encontré en mi cama, empapado en sudor y me di cuenta de que todo había sido un sueño. Y, como todo el mundo sabe, los sueños no se convierten en realidad. Contigo solamente me quedan los sueños y la certeza de que tras cada sueño en el que aparezcas no te irás de mi cabeza en todo el día.