jueves, 9 de octubre de 2014

ESPAÑISTÁN. Carta de una votante del PP que ya no lo será.

 Cuando quiero escribir sobre algo y llega alguien y dice lo que yo pienso (y alguna cosa más) muchísimo mejor que yo hay que compartirlo. Gracias Maud por dejarme copiar tus palabras en mi blog.



"Carta publicada POR MÍ en el Facebook del Partido Popular hace un minuto como respuesta a un post del Sr Rajoy.
ESPAÑISTÁN. Carta de una votante del PP que ya no lo será.
He tomado la mala costumbre de despertar cada día con las noticias y acostarme con el facebook. Mala porque unos meses después puedo afirmar sin parpadear que tengo una espantosa sobredosis de sufrimiento y consciencia. Con lo bueno que era vivir en la ignorancia...
¿De dónde eres?, me preguntan algunos clientes cuando ven mi tarjeta por primera vez... y ahora me cuesta responder. Creo que soy extraterrestre.
No comulgo con nada. No entiendo ni me gusta la sociedad en la que tengo que vivir, no me siento de mi propia especie y cuando me hablan de ciertas cosas tengo ganas de repartir bofetadas.
¿De dónde soy?... pues mi pasaporte español dice que soy de un país en el que torturar animales no sólo no es delito ni espanta a la gente sino que es fiesta con mayúscula (tradición, lo llaman, como si eso fuera sinónimo de religión). Soy de un país en el que una orden de alejamiento tiene el mismo valor que el recibo del tinte; donde muchos madrugamos, trabajamos y aportamos para que otros muchos más vivan de nuestros madrugones. Vivo en un país en el que matar a un animal no es delito, señores. Así, Sin filtros. Da igual si lo matas en el infierno de un matadero que en la matanza de esos pueblos de retrógrados que escuchan chillar a un cerdo desangrándose y les produce risa. Da igual si matas a patadas al perro de un vecino en la calle mientras el otro se deshace en llanto y súplicas, que si un montón de repugnantes bestias cobardes lo acosan y lancean hasta verlo morir (también muy divertido). Da igual si es nuestro mismísimo Gobierno el que a golpe de decreto ordena matar al compañero de un ser humano escudándose en absurdos sin argumento científico cuando el origen del verdadero problema está en su popio boli. Da igual. Porque esto es España y él sólo es un perro. No cuenta. Mejor ir dando palos de ciego y sesgando vidas inocentes. Poner tiritas en hemorragias siempre ha sido súper útil, claro que sí.
¡Ah!, Y no te manifiestes en la puerta de esa casa en la que el decreto ha puesto sus ojos porque además de tus impuestos pagarás 6000 euros de multa (bueno... tengo la black card...). Mejor espera que juegue la Roja, te plantas tu camiseta y tu bufanda, y a gritar, que eres español y lo demás no existe.
¿Qué queréis que os diga?. Yo, habiendo estudiado carrera y no de las fáciles, teniendo un trabajo más que digno y un puesto que otros envidiarían, y hablando tres idiomas y habiendo viajado más que mucho, no me considero tan poco preparada como para no entender nada de lo que está pasando y sin embargo, no lo entiendo. Yo, que tan indignada estaba con los indignados, que tanto he votado y defendido la gestión del Partido Popular a pesar de no comulgar con muchas de sus decisiones, hoy soy una indignada más. Sin rastas, con traje, con pinta de pija, pero tal vez la peor. Yo, que tantas lanzas he roto por una gran gestión económica de nuestro país, me doy cuenta de que la economía no es lo único, y ya no creo en mi Gobierno. No creo en ningún político de este país.
Estoy harta. Y estoy harta de estar harta. Estoy rabiosa, cabreada, indignada y agotada. Estoy triste. Mucho. Estoy cansada de tener que buscar algo de paz en meditaciones, viajes o yéndome a dormir para no ver más cosas. Estoy avergonzada y espantada de este país desastroso y de pandereta donde nada parece funcionar porque por fin se ha roto la burbuja tapamierdas. Voy a trabajar enfadada mientras cada mañana me cuentan en la radio qué nuevo chorizo infame va a ocupar los informativos de hoy.
Pero el de hoy ha quedado en la sombra, porque había algo más bochornoso que escuchar: cómo echamos la culpa a una pobre enfermera de la espantosa gestión de una bomba de relojería como es el ébola. ¡Claro que sí!. Ella es la culpable de que se desoyeran las advertencias de los expertos y se repatriase a dos infectados (y ojo que yo he defendido a capa y espada que se hiciera por una mera cuestión de ética, pero siempre pensando que nuestro Gobierno se habría cerciorado de que teníamos los equipos y los medios necesarios, algo que ha quedado completa y vergonzosamente descartado). Ella (Teresa) es culpable por no haber advertido al médico y por tocarse la cara. Claro que sí. Pero esto no es todo: hay más y peor: tenemos un centro de investigación animal a 40 km de Madrid con aislamiento y nivel de seguridad p3 plus, y preferimos asesinar a un animal inocente y seguramente sano antes de siquiera hacerle pruebas o ponerlo en cuarentena. Desoyen las recomendaciones de científicos internacionales, de profesionales de la veterinaria, de los ciudadanos a los que representan y del mismísimo sentido común y del respeto a la vida. Muerto. Sin más. Como un mueble molesto. "NO podemos correr riesgos"... !!! ¿perdonen?. ¿Y los tremendos riesgos en los que ustedes nos han hecho ya incurrir?. Supongo que nunca han compartido su vida con un animal y por eso han cometido esta monstruosidad. Ese es el problema de este país: la falta absoluta de respeto a otras formas de vida que no son la humana. En otros muchos países presuntamente menos desarrollados hay mucha más cultura y sensibilidad hacia el mundo animal y el medio ambiente. Aquí nunca tendremos un Gandhi.
¿Se dan cuenta de la imagen que proyectamos en el panorama internacional?. Guantes de látex con cinta aislante, patucos con cinta americana, ambulancias con cristales tapados con bolsas de basura y el asesinato de un animal indefenso cerrando, para más inri, las puertas a la Ciencia para profundizar y conocer una enfermedad hasta ahora incontrolable. Paletos. Eso es lo que somos. Unos paletos.
Ahí fuera la gente mira su bandera y siente orgullo, y a mi me da tanta envidia...
No puedo más."