sábado, 23 de marzo de 2013

Sueño. Rumiando la venganza

Tres de la tarde. llueve y tengo sueño. Solamente pienso en irme a la cama... Y eso que no salí. Me acosté sobre la una y apagué los datos del móvil, pero, lamentablemente se me olvidó quitar el sonido. Error garrafal, los viernes cierta persona se suele liar y, por mucho que diga que no es culpa suya, suele llamar a horas intempestivas. 3:50 A. M.: me despierto con el sonido del teléfono, enciendo la luz, miro quién es, rechazo la llamada, me cago en su puta cabeza, apago el móvil e intento seguir durmiendo. No lo logro. Doy vueltas en la cama para coger la mejor posición para conciliar el sueño y no soy capaz. Me levanto, me tomo un vaso de leche caliente y vuelvo a intentarlo. Nada. 

Cuatro horas después me levanto y me miro en el espejo. Mi cara es un poema. Me siento en el sillón, veo la F1, desayuno y me doy un paseo para despejar. Me tomo un café y hago la compra. Vuelvo a casa  hago algo de limpieza. Vuelvo a salir, a ver si termino de despejar. Me tomo una cerveza con Marcial y su padre. Hablo con gente y vuelvo a casa. Como algo y veo la tele. El sueño vuelve a aparecer.

Tres y cuarto, ha parado de llover mientras escribo estas letras. Me parece que hoy la siesta se me va a ir de las manos, al igual que ayer. 

Raúl, la venganza será terrible...

viernes, 22 de marzo de 2013

Resfriado

Tres días de primavera y primer resfriado. Dicen que es normal coger un catarro en primavera, pero parece que soy demasiado rápido...

Viernes. Salir de currar a las dos, comer y echarse una de esas siestas que se me van de las manos. Salir a dar un paseo aprovechando el sol, una cerveza, una conversación y a casa. La semana me ha dejado agotado y con un leve dolor de espalda que, junto al resfriado, hacen que no tenga demasiadas ganas de salir hoy. Casa, tele, libro y pronto para la cama. 

Mañana toca organizar un poco la casa, relajarse y salir un rato de noche a ver los monólogos del Nordeste y el domingo no pienso hacer nada más que vaguear. La semana laboral será corta y el jueves me iré a ver a parte de la familia (la que no vi el fin de semana pasado) y, espero, a uno de esos 3 ángeles que me alegran los días...

Hoy había partido en El Molinón, dentro de 97 días habrá algo mucho mejor.

Desenamoramiento modo ON. No sé cuanto durará, porque como dice Diego "eres un yonki del enamoramiento"

lunes, 18 de marzo de 2013

Lucía

Me apetecía caminar por Luanco sin rumbo fijo y así lo hice el viernes tras resolver un par de asuntos pendientes en Avilés. Un par de cervezas y un par de conversaciones, intercambio de libros con Eneko y paseo por la playa anocheciendo. Encaminar mis pasos hacia el Muelle y encontrar a gente que hacía tiempo que no veía. Charlas, sidra, risas, una invitación a una boda. Cenar con tres de ellos con un ojo puesto en el derbi gallego. Sobremesa, alguna copa y a casa. Sí, una estancia relámpago en mi pueblín, del que me fui el sábado por la mañana hacia Cantabria. Allí me esperaba esa personita que me alegra la existencia desde hace algo más de dos años. Un beso, un abrazo, su sonrisa y su mirada merecen hacerse 800 kilómetros en un fin de semana e incluso más. Jugar, reírme, ver desde la ventana parte de la prueba de los 10 Kilómetros con Higuero y Casado en cabeza, un paseo, un regalo para mis 3 ángeles y ayudar a preparar una fiesta sorpresa para un buen amigo de mi hermana y mi cuñado. Pizzas, buena compañía, risas y, al final, cansancio.

El domingo iba a ser especial, pero un mensaje en la madrugada echó los planes por tierra. Como compensación (aunque no es lo mismo), una conversación de hora y cuarto con mi otra rubia (con lo poco que me gusta hablar por teléfono), una visita relámpago, despedidas y vuelta a casa.

Deshacer la maleta, comer algo y tumbarme en el sofá viendo fútbol hasta que el agotamiento me venció.

Un fin de semana muy especial y un lunes un tanto extraño, tarareando una canción que no se me va de la cabeza desde el domingo por la mañana.

100 días...

martes, 12 de marzo de 2013

Who'll stop the rain?

Suena el despertador. Tras unas noches durmiendo poco y mal he dormido de un tirón. Me levanto y escucho el sonido de la lluvia, que me acompañará todo el día. Por la calle encharcada camino hacia el coche. El reloj de la farmacia marca 7 grados de temperatura, mi coche marca 8.

Trabajo, frío, humedad, parece que la temperatura baja y así lo compruebo al mediodía. ya no son 8 grados, son 6. Y sigue lloviendo.

La tarde es peor, un rato intentando achicar agua metido en un charco de 15 centímetros de profundidad, aunque llevase botas de agua, me deja los pies helados, contagiando al resto del cuerpo. La sensación de frío metida en el cuerpo dura más allá de la hora de salir. A esa hora el coche marca 5 grados y parece que va a dejar de llover. Visita al supermercado y a casa. Una ducha con el agua ardiendo, un vaso de leche bien caliente y la tranquilidad de mi salón parece que me recuperan.

Miro por la ventana. No llueve, pero las previsiones dicen que lloverá todos estos días y bajarán aún más las temperaturas.

Mientras, escucho la canción que he tenido rondando en la cabeza todo el día...

Who'll stop the rain.

106.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Otro miércoles

Los días pasan inexorablemente hacia el esperado fin de semana. Y tengo la sensación de que esta semana está pasando muy rápido, a pesar de la rutina habitual.

Últimamente duermo mal día sí, día no, así que siguiendo el orden esta noche toca dormir bien. Espero que sea así, pues me avisaron a última hora de la jornada laboral que mañana entro a las 6. Y no me importa madrugar, de ese modo estoy a las dos en casa y tengo bastantes cosas que hacer aquí. Aunque suele pasar que las vaya dejando para el último momento...

Sí, es miércoles y como los últimos miércoles (y lunes y viernes) siguen buscando mi nombre en Google para entrar en el blog y leer lo que escribo. Te lo voy a repetir: no tengo nada que ocultar y tengo la conciencia tranquila. Tú no puedes decir lo mismo.

112 días...

martes, 5 de marzo de 2013

Siempre hablando de...

Dicen que tengo mucha memoria y a veces me doy cuenta de que esa es una afirmación cierta. Muchas veces recuerdo detalles mínimos de cosas que para otras personas han pasado desapercibidas. O cosas que parece imposible que alguien se acuerde. Como cuando con 12 años le describí a mi madre la casa de Salinas en la que viví unos pocos meses y en la que se celebró mi segundo cumpleaños.

El "problema" de esa memoria es que mi disco duro está en su mayoría ocupada por datos de algo a lo que no me dedico: el fútbol...

Hala, en un rato a ver el Man UTD- Real Madrid