La semana se está haciendo
dura no sólo por el trabajo, sino por las tonterías que se pueden leer, ver y
escuchar a lo largo del día. Y es que escuchar las tonterías de un gilipollas
nada más levantarte el lunes puede marcar la semana. Así que el primer café de
la semana me sentó como un tiro.
Y sí, está muy bien que la
gente celebre las victorias de la selección de fútbol y lo comprendo y está muy
bien olvidarse de todo mientras dura el partido, pero (y soy muy futbolero) lo
que no comprendo es esta gente que lo vive como si le fuera la vida en ello.
Una vez dije que había mucho borrego y alguien se me lanzó diciendo que la
estaba insultando. No hablaba de la gente que lo vive durante y algo después
del partido, sino de esa gente que en la celebración del lunes a la pregunta “¿Prefieres
ganar 1300 euros o que Nadal gane Roland Garros?” contesta “Que gane Nadal y
que se mueran de envidia los gabachos”. La verdad, viendo como está este país y
las medidas del gobierno del PP y viendo la situación y las medidas del
gobierno francés los que nos tendríamos que morir de envidia somos nosotros.
Podría hablar de los
antifutboleros, que se pasan el día echándole la culpa al fútbol de todos los
problemas. Yo pienso que el problema no es el fútbol, sino la utilización política
de éste. Eso que se ha dado desde tiempo inmemorial de utilizar espectáculos
para “adormecer” a las masas. La famosa frase romana “Panem et circenses”, que en este país es cada vez
menos pan y más circo.
Mientras unos y otros discuten sube la
luz, el agua, el gas, entra en vigor el “copago” sanitario (mejor llamarlo
repago), van a subir el IVA que más afecta a la gente común, los mineros siguen
su lucha por mantener unos acuerdos firmados que el gobierno quiere pasarse por
el forro y las Fuerzas de Seguridad reprimen duramente las protestas sin que
haya demasiada información sobre ello en los medios nacionales. Se recorta en
lo que es para todos y ellos cada vez tienen más. El enchufismo sigue
funcionando. Valencia arde y resulta que han recortado en los medios contra
incendios, pero ara que venga el Papa y haya Fórmula 1 sí que hay dinero. Y
tantas otras cosas…
Y llega el miércoles. Como y enciendo
el ordenador. Entro en Facebook y sigo leyendo cosas que me ponen de malas.
Hasta que llego a una actualización de estado y los comentarios logran que
esboce una sonrisa que llevaba escondida unos días. Las “ciberyonkis” hacen
cambiar mi estado de ánimo y mi humor y me tomo mejor el resto del día. Siesta,
organizar un poco la casa y hacer unas compras. Y en el supermercado me
encuentro a los hijos de Marcial y Conchi, que con su sonrisa y sus “hola”
vuelven a hacerme sonreír.
Jueves y viernes de trabajo y fin de semana. Y a partir del lunes en vez de estar
solo en casa seremos cinco. Sí, se agradece la compañía y la que voy a tener es
la mejor.